domingo, 24 de julio de 2011

TACTO

El tacto

El sentido del tacto permite percibir cualidades de los objetos y medios como la presión, temperatura, aspereza o suavidad, dureza, etc.

Este sentido es fundamental, ya que los demás se consideran especializaciones del tacto. Así, para percibir los sabores es necesario que el alimento se ponga en contacto con la lengua. Lo mismo pasa con los olores, que deben tocar la pituitaria. Vemos un cuerpo cuando la luz que este emite o refleja toca la retina. Los sonidos deben chocar contra el tímpano para que se inicie la vibración que nos generará la audición.

Si te preguntan cuál es el órgano más grande del cuerpo, lo más probable es que respondas que el corazón o tal vez los pulmones. Sin embargo, la respuesta correcta es: la piel, que además es el órgano de mayor sensibilidad táctil.

A través de la piel percibimos todo tipo de sensaciones, cada una de las cuales tiene receptores específicos: la sensación táctil –contacto–, la presión, el frío, el calor y el dolor. Se estima que en la piel humana existen alrededor de cuatro millones de receptores para la sensación de dolor, 500 mil para la presión, 150 mil para el frío y 16 mil para el calor.
fig. 1 Sensaciones de la piel

Los corpúsculos de la piel

 

La mayoría de las sensaciones son percibidas por medio de los corpúsculos, que son receptores que están encerrados en cápsulas de tejido conjuntivo y distribuidos entre las distintas capas de la piel epidermis, dermis e hipodermis, desde la superficie hacia abajo–.
fig. 2 Estructura y cospusculos d ela piel

Los receptores encargados del tacto o de la sensación de contacto son los corpúsculos de Meissner, que nos permiten darnos cuenta de la forma y tamaño de los objetos y discriminar entre lo suave y lo áspero.

Los corpúsculos de Pacini son los que determinan el grado de presión que sentimos; nos permiten darnos cuenta de la consistencia y peso de los objetos y saber si son duros o blandos. En algunos casos, el peso se mide de acuerdo al esfuerzo que nos causa levantar un objeto. Por eso se dice que el peso se siente por el “sentido muscular”.

Los corpúsculos de Ruffini perciben los cambios de temperatura relacionados con el calor –nuestra temperatura normal oscila entre los 36 y los 37 grados– . Especialmente sensible a estas variaciones es la superficie o cara dorsal de las manos.

En tanto, los corpúsculos de Krause son los encargados de registrar la sensación de frío, que se produce cuando entramos en contacto con un cuerpo o un espacio que está a menor temperatura que nuestro cuerpo.
Las distintas impresiones del tacto son transmitidas por los diferentes receptores a la corteza cerebral, específicamente a la zona ubicada detrás de la cisura de Rolando.
Si te preguntan cuál es el órgano más grande del cuerpo, lo más probable es que respondas que el corazón o tal vez los pulmones. Sin embargo, la respuesta correcta es: la piel, que además es el órgano de mayor sensibilidad táctil.
A través de la piel percibimos todo tipo de sensaciones, cada una de las cuales tiene receptores específicos: la sensación táctil “contacto”, la presión, el frío, el calor y el dolor. Se estima que en la piel humana existen alrededor de cuatro millones de receptores para la sensación de dolor, 500 mil para la presión, 150 mil para el frío y 16 mil para el calor.

SENSIBILIDAD TACTIL

La sensibilidad táctil nos permite tener noción sobre el tamaño, consistencia, forma, caracteres de la superficie, etc. de un objeto. Que puede ser sólido, líquido o gas. La sensibilidad táctil se desarrolla ejercitándola, un claro ejemplo de esto son los ciegos que reconocen personas y objetos con solo tocarlos. Las papilas nerviosas le permiten al hombre captar cambios que se producen en el medio donde vive, como variaciones de temperatura, roces mecánicos, presiones, golpes, etc. Las papilas nerviosas son las que están en relación con el sentido del tacto, porque en ellas se encuentran las terminaciones libres (encargadas de captar los estímulos dolorosos) y los corpúsculos receptores que referiremos a continuación.
Los Corpúsculos de Meissner son los encargados de la sensibilidad táctil. Los Corpúsculos de Pacini-Vater captan excitaciones de presión. Los Corpúsculos de Ruffini captan excitaciones térmicas de calor. Y por ultimo los Corpúsculos de Krause captan excitaciones térmicas de frío.
Fig. 3 Tipos de sensaciones tactiles

REFERENCIAS
GANONG, William. Fisiologia Medica 18ª. Edicion. Editorial Manual moderno Mexico DF.
http://www.tonorama.com/2009/06/03/el-sentido-de-tacto/

OIDO

Oído y equilibrio

El sentido del oído nos permite percibir los sonidos, su volumen, tono, timbre y la dirección de la cual provienen. Las vibraciones sonoras son recibidas por el oído y esas sensaciones son transmitidas al cerebro. El oído humano sólo está capacitado para oír un rango de ondas sonoras, ya que no percibe las vibraciones menores a 20 veces por segundo ni mayores a 20.000 veces por segundo. En el oído se encuentran también terminales nerviosas que reciben información acerca de los movimientos del cuerpo, ayudando a mantener el equilibrio del mismo.
fig. 1 Estruscturas que forman el oido.

EL OÍDO EXTERNO
El pabellón auricular- o sea, la oreja- es una prominencia en forma de embudo aplanado, con una superficie algo irregular, saliente del hueso temporal; está constituído por un esqueleto cartilaginoso sobre el que se insertan algunos músculos llamados periauriculares, casi atrofiados en el hombre, y recubierto por piel. En el pabellón auricular se distinguen varias partes: hélix, antehélix, trago, antitrago, concha y lóbulo. La concha se continúa con el conducto auditivo externo que tiene unos 2'5 centímetros de longitud y se hunde en el hueso temporal con un recorrido un tanto sinuoso. Este conducto está constituido por tejido fibroso y cartílago en la parte externa, y óseo en la parte interna, recubierto por una piel rica en pelos y en glándulas ceruminosas.
Las glándulas ceruminosas son glándulas sudoríparas modificadas que segregan un material graso de color amarillo oscuro llamado cerumen, el cual tiene una función protectora sobre la piel del conducto y se deposita en ella.
El conducto auditivo externo termina en profundidad en el tímpano.
EL OÍDO MEDIO
La caja del tímpano es una pequeña cavidad excavada en el hueso temporal. La pared lateral está en gran parte constituida por la membrana timpánica, la pared media corresponde al oído interno, la pared superior corresponde a la fosa craneal media y la pared inferior corresponde al seno de la vena yugular interna.
En el tímpano están contenidos los tres huesecillos del oído -martillo, yunque y estribo-, con sus músculos- tensor del tímpano y del estribo- y unos ligamentos unidos entre si para formar una cadena: la cadena de los huesecillos que van de la membrana timpánica a la ventana oval.
La trompa de Eustaquio es un conducto en parte óseo y en parte fibrocartilaginoso revestido de tejido mucoso, que pone en contacto el tímpano con la pared lateral de la rinofaringe, y asegura la aireación de la caja; tiene una longitud de 3 a 5 centímetros y un diámetro que varía de 2 a 8 milímetros.
Las celdas mastoideas son una serie de cavidades excavadas en el espesor de la apófisis mastoides del hueso temporal, revestidas de tejido mucoso y que contienen aire; todas las celdas se comunican entre sí y en especial con la más voluminosa y central, llamada antro, que a su vez está en comunicación con la caja del tímpano mediante un corto canal óseo aditus ad antrum.
EL OÍDO INTERNO
El oído interno llamado también laberinto por su forma, está formado por una serie de cavidades excavadas en el laberinto óseo; en el interior de estas cavidades existe una serie de formaciones epiteliales conjuntivas y nerviosas que constituyen el laberinto membranoso. Se distinguen un laberinto anterior, o coclear, constituido por la cóclea o caracol, y un laberinto posterior o vestibular, constituido por el utrículo, el sáculo y los canales semicirculares.
El laberinto óseo está separado del membranoso por el espacio perilinfático, que contiene la perilinfa. La perilinfa es un líquido de composición semejante al líquido cefalorraquídeo del interior del cráneo. En el caracol membranoso, o conducto coclear, está contenido el órgano de Corti.
El órgano de Corti está recorrido por una cavidad longitudinal, la llamada galería de Corti, que se extiende por toda la longitud de la cóclea. En la cóclea se encuentran dos tipos de células capilares o acústicas: las células acústicas internas y externas. Las primeras están dispuestas en una única fila en toda la longitud de la cóclea, y las segundas en tres o cuatro filas exteriores.
fig. 2 Partes del oido medio e interno

TRANSDUCCION
Las células acústicas externas, las más típicas, presentan la superficie superior elevada, con numerosas prolongaciones o microvellosidades, constituyen los pelos acústicos. Estos pelos están apoyados en la membrana tectoria.
En su base las células acústicas reciben una gran cantidad de terminaciones nerviosas, constituidas por fibras en parte eferentes (que salen) y en parte aferentes ( que llegan), dirigidas esencialmente hacia el ganglio espiral de Corti. Las células acústicas constituyen los receptores del sonido, es decir, los elementos donde se convierten las ondas sonoras en impulsos eléctricos que llegan al cerebro.

En el procesamiento de la información auditiva podemos distinguir al menos tres niveles: uno periférico, que hace referencia a la detección de vibraciones sonoras y que se relaciona con el procesamiento al nivel del oído interno; da origen a las sensaciones primarias como el tono y la amplitud. Un segundo nivel de procesamiento intermedio, que permite detectar las variaciones transitorias en el sonido y su origen, y provee elementos adicionales para la percepción de la cualidad, la identificación del tono y la discriminación de los sonidos. En el caso de la música, es en este nivel que se percibe el tono de un instrumento, el ataque sonoro, el timbre y el ritmo. Este procesamiento se lleva a cabo en el tallo cerebral. Finalmente, un último nivel de análisis fino, en el cual los cambios temporales se procesan en los centros cerebrales superiores de la corteza cerebral, permitiendo detectar los atributos de la información auditiva y, en última instancia, lo que denominamos mensaje auditivo. Los aspectos más complejos de la música, como la melodía, la armonía, el contrapunto, etc., se integran en este nivel.

REFERNCIAS

GANONG, William. Fisiologia Medica 18ª. Edicion. Editorial Manual moderno Mexico DF.